A veces huir a tiempo no es sinónimo de cobardía.
Es quererse entero, es amor a uno mismo, a la situación, a las personas.
Es salvarse.
Es querer regresar a la batalla íntegro, poder afrontarla desde otro punto. Sin vencedores ni vencidos.
Es poseer paciencia, templanza… cualidades imprescindibles para asumir el desafío del tiempo, esa medida mezquina e irreal que nos condiciona a cada instante.
Es vivir sabiendo que no existe otro momento que no sea aquí y ahora. Que cada decisión cuenta, pero se trata sólo de aceptar y soltar.
Es salir del círculo vicioso que contabiliza instantes, fluir, caminar conscientes de cada paso dado, asumir la responsabilidad de los efectos y comprender que el universo sólo nos da lo correcto, lo que necesitamos para crecer y avanzar.
Mag

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