Amantes en silencio.
La locura invade sus cuerpos, sus mentes, sus corazones. La
realidad, lo destruye todo.
Se conocen, se investigan, se miran, se sonríen. Se sienten,
aún en ese abismo que los separa.
Visten
sus cuerpos de ilusión y salen cada día a vivir sus vidas, esas que hoy no
elegirían pero que saben muy suyas.
Se enojan, se replantean, se desaniman. Vuelven a soñar. Se frustran, lo asumen.
Sus mentes se escapan cada segundo que pueden. Se piensan, se
vuelven a imaginar. El deseo crece a cada momento al igual que sus conciencias,
sus inconsciencias.
Encuentran una brecha en esa objetividad que los corroe ¿o
quizás eso sea una ilusión y la realidad es la que habita en su interior? ¡Cómo
saberlo! El universo de los sueños está invadido por una sensorialidad tan
concreta, que hace imposible a su creador discernir entre fantasía y realidad.
Se juntan, se miran, se logran contener en apariencias,
disimulan. Se observan, se hablan procurando controlar cada palabra. Un segundo
de distracción puede llevarlos a la deriva. El magnetismo los vence. Se
abrazan, se estremecen, se respiran, se sienten, se funden. Un huracán de
sensaciones los envuelve. Se besan. El roce de sus labios es mejor aún de lo
que imaginaban. Los polos opuestos parecen no perder nunca su polaridad. Un
error de un instante parece sentirse correcto en demasía. Sus cuerpos se
fusionan, la pasión los invade. Devoran sus bocas sabiendo que quizás ese
instante eterno no volverá a repetirse. Sus almas se entrelazan al mismo tiempo
que comprenden que no hay vuelta atrás. Sus cuerpos bailan al ritmo de la
seducción mas pura y directa que jamás sintieron. Cada tanto se detienen. Se
VEN. Reconocen que el “Tsahaylu”(1) ya se produjo. Se hacen el amor con la mirada,
lentamente, recorriendo cada rincón de sus espíritus, disfrutando cada
sensación.
El hechizo se acaba, deben regresar a sus respectivos entornos
que de ahora en adelante pasaran a convertirse en un mal sueño del cual les va
a ser imposible despertar.
Vuelcan todos sus esfuerzos en una lucha constante por
evitarse, pero no consiguen más que súbitos sacudones de realidad. Aquella que
les recuerda a diario que el rocío del rio Lete(2) no es un elixir que esté a su
alcance ya.
Se alejan y se sueñan, se desean. Se aman en su delirio. Se imaginan
recorriéndose, con sus sentidos totalmente despiertos, casi pudiendo
materializar cada caricia, cada roce, cada beso, cada respiración, cada fusión
de sus almas. Morfeo(3) parece haberse ensañado con ellos sin darles un segundo de
paz al menos durante el día.
Nuevamente el sacudón y regresan a sus tareas, masticando
esa verdad que sabe a hiel.
Soñando ahora con robarle un instante al tiempo.
Una tregua momentánea para que este Ares y esta Afrodita(4) puedan realizar todo
aquello que Morfeo les mostró. Un obsequio del cielo con clemencia de Poseidón.
Mag
1: Tsahaylu: La larga trenza que los caracteriza, [...] es en realidad una conexión neuronal compuesta por multitud de filamentos y ramificaciones nerviosas de gran sensibilidad. Es un sistema único de conexión física (nerviosa y sensitiva), [...] la conexión se conoce como Tsahaylu [ʦa.'haj.lu]. Cuando dos seres vivos de Pandora, unen, conectan o enlazan dichas conexiones, se produce lo que en lengua Na'vi se conoce como Tsahaylu ([ʦa.'haj.lu]), también llamado el vínculo; un enlace sensitivo que los une de una forma tan íntima que sus sentidos se confunden y se comparten. Película "Avatar".
2: Lete o leteo [...] es uno de los rios del Hades. Beber de sus aguas provocaba un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.
3: En la mitología griega, Morfeo (en griego antiguo Μορφεύς, de μορφή morphê, ‘forma’) es el dios de los sueños, hijo del dios del sueño (Hipnos). [...] Morfeo se encargaba de inducir los sueños de quienes dormían y de adoptar una apariencia humana para aparecer en ellos, especialmente la de los seres queridos (de ahí su nombre), permitiendo a los mortales huir por un momento de las maquinaciones de los dioses.
[...] mientras sus hermanos Fobétor (o Iquelo) y Fantaso eran responsables de los animales, los objetos inanimados, y apariciones de los sueños, Morfeo se centraba en los elementos humanos.
Fue castigado por Zeus por haber revelado secretos a los mortales a través de sus sueños. De su nombre procede la expresión «estar en los brazos de Morfeo», que significa ‘soñar’ y por extensión ‘dormir’ o viceversa.
4: Ares y Afrodita protagonizaron el episodio de adulterio más bochornoso de todo el Olimpo.

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