viernes, 16 de noviembre de 2012

*Apegos*



Una cabeza que no para de pensar, analizar, intentar ordenar, calmar, equilibrar sentimientos e ideas, que no cesan su batalla de agobio.

Emociones que estrujan un corazón hastiado por no saber dirigirse a la verdadera fuente de descarga.

Canciones que agitan el alma. Ilusiones que, como hojas de otoño, tiritan al oírlas. Versos que sólo consiguen convulsionar los pilares de aquellos sentimientos que se creían firmes y dictaminados.

Un ego golpeado por palabras que sabe ciertas, convenientes, pero que se rehúsa a aceptar.
Y de vuelta el gran dilema: la necesidad de soltar contra la negación de este rebelde que no deja en paz. El apego por encima del propio bienestar, irrumpe cada tanto en la labor diaria del ensimismamiento.

¿Qué se necesita para lograr tal proeza?
¿Qué hace falta sentir para que el mismo egoísmo que quiere todo para sí, entienda que va por el camino incorrecto?
¿Cuántas fichas más deben caer sobre el tablero para llegar a patearlo?


Mag

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