Si los lunes de por si son tediosos, creo que no hay nada peor que una noche de él, tormentosa y en soledad.
En realidad tu fantasma me acompaña bastante bien. De vez en cuando me da calor en la espalda para hacerme notar que ya llegó. Se sienta a mi lado a la hora de comer, me abraza mientras duermo y me da besitos de buenos días con su carita de nene tierno, los ojitos hinchados y chiquitos. Cuando tengo ganas de hablar se hace el que me escucha… en realidad no me da ni pelota. La verdad que ya poco me importa, me alcanza con saber que está.
Me deja bastantes horas sola y aparece tarde, se ve que escuchó hablar que la noche debilita los corazones y el muy turro viene a aprovecharse vilmente de eso. Se pone tu perfume, me hace el amor de forma ilusoria, me deja totalmente enloquecida y se duerme antes que pueda decirle cuánto lo amo, cuánto disfruto de su compañía, cuánta falta me hace, cuánto me gustaría ver en el reflejo de sus ojos que está tan perdida y ciegamente enamorado de mi como yo de él… antes de poder decirme lo que siente al sentirme, al desnudarme el alma con la mera excusa de despojarme de mi ropa.
De su comprensión no tengo muchas quejas. No necesito explicarle demasiado las cosas, me saca la ficha al toque… eso es positivo, me evita la fatiga y me ahorra saliva, aunque alguna vez quisiera aprender a mentirle, para mantenerlo un poco más atento, más pendiente de mi, quizás solo para divertirme un ratito. En lo que no puede reemplazarte es con los abrazos. Ahí si que es malisimo, casi que ni lo siento.
En fin, normalmente nos llevamos bastante bien. De vez en cuando tenemos alguna que otra discusión. Eso si, es demasiado orgulloso y prefiere quedarse siempre con la ultima palabra antes que lograr un pronto acuerdo, con su consecuente reconciliación que tanto disfrutamos. Pero bueno... en el fondo no soporta no hablarme o quizás lo que no tolera es mi cara larga, así que al rato viene con las orejitas bajas a intentar acercarse de a poquito e indirectamente. Detesta que le toque el tema de la discusión de nuevo así que procuro evitarlo. De hecho ambos sabemos quién tuvo razón en qué cosas, así que para prevenir ver cadáveres de orgullo y ego tirados por ahí hacemos de cuenta que no pasó nada y volvemos a amarnos de esa manera tan extraña en la que lo hacemos habitualmente.
Muy rara vez nos acordamos de sorprendernos. Yo porque al no verlo a veces ni me acuerdo que está; el porque a veces se esconde en ese mundo desconocido en el que vive. Nuestros días pasan sin demasiados altibajos, casi sin dejar huellas.
Cuando vienen mis amigos se pone algo celoso (no se si de ellos o por el simple hecho de perder mi atención), pero la pilotea. Se hace el indiferente, busca alguna ocupación aparentemente importante y se aísla, consigue excusas tontas para irse a dar una vuelta por ahí o en el peor de los casos se va a dormir. De todos modos nunca hace nada sin antes intentar llamar mi atención peleándome con alguna pavada, marcándome algún error o compitiendo silenciosamente con el invitado y conmigo.
Se ocupa bastante bien de reemplazarte, le pone empeño, pero no le sale del todo. Ni siquiera logra darme tu paz para dormir, se la pasa molestándome.
El diluvio de esta noche de lunes continúa haciéndose notar con malicia. El sonido de las chapas no me deja oír el ruido de la lluvia al caer. Limpie toda la casa pero tu espectro no se va. Te sueño a diario (normalmente despierta) pero no logro escucharte… Con el no puedo dialogar en absoluto, ya te dije antes creo… así que de soplar sobre mis heridas, ni hablar!
Me conversa a diario de tus abrazos y me recuerda lo imperfecto de nuestro amor. ¿Será necesario? Tu voz sigue sin tapar el estruendo de los truenos. Siento miedo cada noche pero Olivia me apoya su hociquito en el cuello y me da el poquito de tranquilidad necesaria para dormirme.
Después de todo, sabes qué? No me cae bien, porque viene a ocupar ese lugar dónde no debería haber nadie, donde sólo tendría que haber un gran vacío que me recuerde que ya no estás conmigo. Para ir aprendiendo a vivir sola, sin agallas, pero con voluntad. Para empezar a acostumbrarme a esa maldita idea de ver la casa como un cementerio de historias. Lucho a diario con las cosas que no van a volver. Es uno de los conflictos constantes que tenemos, yo recuerdo y el olvida.
Mag

No hay comentarios:
Publicar un comentario