Hay por lo menos un día del mes en el que todos nos volvemos la tana Ferro por un rato... Y es tan justo y necesario como respirar!
Son esos momentos en los que nadie sabe si te está afectando el insomnio, si dormís enroscado en un árbol, si necesitas un buen palo en la cabeza, un laxante, si te están atendiendo mal o si directamente Eros se olvidó por completo de vos.
Te convertís en un asesino en potencia, el ser peor gestado del planeta, un cuchillo doble filo envenenado, la peor versión de pitufo gruñón, el extracto con el que podrían fabricar una pileta olímpica de vinagre, o lo que es peor, de ácido muriático. Un reverendo hijo de puta.

