miércoles, 13 de marzo de 2013

*Declaro subversión permanente*


¿Por qué cuando uno decide patear el tablero, nuestro oponente se pone de repente de nuestro lado, dejándonos un aparente jaque servido?

¿Cómo puede uno confiar en la bondad y generosidad de alguien que pasó de compañero a rival en un instante, sin previo aviso y ahora quiere simular ser un aliado?

¿Qué le hace pensar a este individuo que un repentino cambio de estrategia puede seducir a su par, obligándolo a ceder aún más su dignidad y despistarlo de la vacuidad de sus legítimas intenciones?

¿Cuáles son los móviles que lo impulsan a elaborar un plan tan ruin?

¿Por qué, aún siendo conscientes de todo esto, nos terminamos comiendo el buzón que un lobo sin piel de cordero nos invita a cenar?


¿Será que somos todos sado-masoquistas en algún nivel?

¿O quizás nos educaron de esta manera, mostrándonos el padecimiento y el conformismo como única realidad factible?

¿Es obligatorio honrar el dogma que nos fue impuesto?

¿Podremos transformarnos en subversivos y comenzar una revolución al respecto?

¿Costará mucho quitarle el tinte negativo a estas dos palabras y de esta manera comenzar a restaurar los pilares de esta doctrina?



Mag

No hay comentarios:

Publicar un comentario