Hay por lo menos un día del mes en el que todos nos volvemos la tana Ferro por un rato... Y es tan justo y necesario como respirar!
Son esos momentos en los que nadie sabe si te está afectando el insomnio, si dormís enroscado en un árbol, si necesitas un buen palo en la cabeza, un laxante, si te están atendiendo mal o si directamente Eros se olvidó por completo de vos.
Te convertís en un asesino en potencia, el ser peor gestado del planeta, un cuchillo doble filo envenenado, la peor versión de pitufo gruñón, el extracto con el que podrían fabricar una pileta olímpica de vinagre, o lo que es peor, de ácido muriático. Un reverendo hijo de puta.
Pero pasadas las primeras sensaciones, el malestar se convierte en algo super positivo. Sentís que estallas de energía. Tu cuerpo empieza a vibrar en una frecuencia única que te hace ver la realidad de una manera distinta. Y de repente el milagro: te volvés inimputable. Es algo comparable con conseguir la capa de invisibilidad de Harry Potter. Descubrís que tenés una forma alternativa de pensar, actuar y hablar. Te pones a pensar cómo carajo llegaste a ese estado, para poder activarlo de nuevo cuando lo necesites. Pero no logras ver cuál fue el detonante, la punta del iceberg que hundió al individuo adaptado a la ética socialmente aceptada. Entonces te das cuenta que no hay tiempo que perder, la carroza se puede convertir en zapallo en cualquier momento y vos vas a estar como un gil buscando el zapatito. Querés empezar a expresarte libremente y dejar fluir toda esa energía tan rancia que sentís.
Ahí va cuando te preparás para salir a dar una vuelta y tomar un poco de aire antes de irte a laburar pero te interrumpe el sonido del portero: -quién es? (y por vez n° 27 en la mañana escuchas…) –tiene algo para dar?
Y vos pensás en voz alta: SIII!! Mi mal cogimiento, te lo llevas? Listo, primer obstáculo eliminado. Salís. Pasas por el kiosco con la idea de hacer visita de médico e irte feliz con tus cigarrillos, con tan mal ogt que te atiende la arpía que normalmente está a la tarde. (Hoy parece que te siguiera la nube de la pantera rosa!) –Hola, me das un Marlboro 20?
–Hooola! Como andaaaas? Tanto tieeempo!
Respiras profundo, ponés sonrisa de plástico… -bien, todo en orden. Vos?
Y la misma que siempre te dice que estás re flaquiiiita con su mejor cara de envidiosa, te dice con toda su aflicción fingida…. –Ayyy! Genial! Che, estas más gordita, no? O es ese color que no te favorece?
Haces una memoria rápida de qué te pusiste, porque ni a eso le prestaste atención, te acordás que estas para ir a un velorio yankee y la acidéz te empieza a correr por las venas.
La miras de arriba abajo y pensás: si! Son los chocolates que me regala tu novio porque a vos ya no te entran ni en los cachetes del orto, papuda!
-si, puede ser… vos? Dejaste el gimnasio hace mucho, no? (Forra!) me das lo que te pedí? (risitas).
Luego llega el momento del éxtasis total. Ese en el que empezás a vomitar cuanta “verdad” se te cruza por el mate. Te sentís la minita del exorcista y no querés que nada ni nadie se salve de tan majestuoso momento. La iluminación te invade y empezás a largar cortitos y al pie, bien avinagrados, cosa de que no quede lugar a ningún tipo de contra-ataque. La onda expansiva de una bomba nuclear puede llegar a sentirse humillada, no se salvan ni las mascotas que tanto te rompen las pelotas a diario.
Llegas a la oficina y apenas entrás te encontrás con el típico boludo optimista, que parece ser condición sine qua non de todo ambiente laboral, y lo primero que te dice es que cambies la cara porque te vas a arrugar… (No, imbécil! Pasa que cuando sea grande me quiero parecer a tu escroto!) te limitas a mirarlo e intentar ignorarlo, necesitas el laburo, loca pero no boluda. Sin embargo no le es suficiente y te tira la bola de fuego: -dale, bonita, cambiá la cara que me jode la gente con cara de traste. Te das vuelta totalmente enfurecida, vomitando tu bello humor alimonado: -y a mi me rompe las pelotas la gente feliz!... Ya en tu escritorio te sacas las gafas y nunca falta el desubicado sexópata: -qué caripela! Que noche teté!... y ahí estallas: -si, mal! Tuve una orgia con ovejas insaciables hasta que sonó el despertador y me tuve que levantar para venir a verte la cara de pelotudo a vos!
Luego de las 8 hs más interminables del mes, salís decidida a cenar con tus viejos. Cuando vas llegando te cruzas con la viuda. Esa vecina que siempre está en la puerta, la que barre pero no junta las hojas y así tener excusas constantes para volver a salir. La saludás por compromiso y acelerás el paso para intentar evitar lo inevitable…. –Tanto tiempo sin verte por acá! Dónde estás viviendo nena que ya no venís? (en la concha de tu hermana!) pones tu mejor cara, no por otra cosa que por respeto a los irrespetuosos mayores, y le decís: -acá cerquita, pasa que estoy con mucho trabajo. –ahh! Y seguís de novio? O estás solita? (mierda! O el Alzheimer le llego temprano o es más yegua de lo que creía. Te brotaría un “SIII conchuda! No como vos que ya no sabes a que vendedor más hacer pasar a tu casa para <<pagarle>>. No se salva ni el diariero!) y con tu sonrisa más forra le soltás…. –si! solita y feliz! La dejo señora, tengo cosas importantes…
Es muy placentero ver como se divierte la gente al oírte, siempre y cuando la sustancia venenosa no sea en su dirección (claro está!). Pero más orgásmico es ver como se le desfigura la cara a esos que te tienen de puching ball habitualmente. Y por dentro pensás: de qué te asustas? Si tu hobby es romperle las pelotas al resto. Qué, pensaste que te la ibas a llevar de arriba siempre? Vos seguro sos de los idiotas que crean asesinos en potencia inconscientemente y después cuando el “boludito” aparece con una ametralladora y los mata a todos, se preguntan “qué le habrá pasado? Por qué habrá reaccionado así? Pobre! Seguro tenía problemas familiares.” (No, hijo de puta! Un poquito de tu propia medicina es justo lo que me dijo el médico que necesitabas hoy!) Y después que esa reflexion termina de pasar por tu cabeza, te sentís tan liviano que crees estar levitando. A esa altura te da igual si pensas en voz alta o no, es liberador lo mismo.
El problema es cuando te la agarras con el resto, porque por ahí la puntería te falla y le pegas a alguno que otro que no tenía nada que ver. Pero bueno, sos inimputable… te acordás, no? Genial. Pedí las justas disculpas, te van a entender. Son días en que podes llegar al extremo de cometer algún homicidio. Quédate tranquilo, te absuelven por emoción violenta y todos felices.
Sea como sea, disfruta del limbo consciente que te regaló el hada madrina con su varita antes que el efecto se acabe. Aprovecha cada gota de veneno que se te inspire y largalo. Que la acidez diaria aburre al espectador, se torna repetitivo y pierde efecto.
Cuando se haya consumido y solo queden las cenizas, vas a ver como el ave fénix renace totalmente purificado, libre y liviano como una Levité mezclada con red bull, listo para salir volando hacia la rutina paralizante de ser “civilizado” en la que vivís.

No hay comentarios:
Publicar un comentario