Hoy te sentí en el silencio. En esa intensidad que recorre
la casa como sangre por las venas, accionando en las sombras. Generando quietud
a veces y otras una exaltación inexplicable.
Hoy te añoré, como lo he hecho cada segundo desde el día en que
decidimos seguir caminos paralelos.
Hoy te pensé, allí dónde sea que estés. Con la certeza de
coincidir en tiempo, mas no en espacio… y una voz interna me susurraba al oído:
“qué andarás haciendo ahora?...”
Hoy te sentí con cada célula de mi cuerpo y supe que la
distancia duele más allá del corazón.
Hoy extrañé el color de tu risa, la simplicidad de tus
palabras en lo cotidiano, la cobija de tu abrazo al caer la noche, la
profundidad de tu mirada que me contemplaba con calma, la paz de tus besos.
Hoy controlé, una vez más, el impulso constante de saber de
ti, de escucharte, anhelando el aroma de tu respiración junto a la mía.
Hoy recordé habernos soltado por el amor que nos unía. Y luego
de secar mis lágrimas, volví a sonreír, al ver tu rostro tallado en mis
párpados cerrados.
Mag