Tristezas sin razón. Vacíos interminables.
Preguntas sin respuestas. Respuestas sin sentido.
Abrazos sin dueño que nunca llegan.
Pilares de algodón. Cimientos de arena. Destino incierto. Caminos bifurcados y neblinosos.
Necesidad de presencias que no existen, que no llenan, que tapan pozos ciegos. Inestabilidades emocionales difíciles de soportar, de controlar. Lágrimas que se ahogan en el silencio de una garganta asfixiada de tanto hablar sin ser escuchada. Silencios que devuelven ecos.
Almas encerradas entre cuatro paredes que se desesperan por salir a ningún lugar.
Sed de compañías, necesidad de soledades.
Compañías fantasmas, soledades esquivas.
Compañías fantasmas, soledades esquivas.
La carrera de una mente girando en círculos, alrededor de un agujero negro que no logra absorberla y calmarla. Voces infinitas que hablan sin cesar, sin sumar, sin bondad. Egos queriendo autodestruirse, desesperadamente, en busca de alivio, con solo la mitad del papel en el que se escribió el plan. Sin saber por qué. Con obediencia debida e incondicional a un superior con rostro desconocido y voz distorsionada. Kamikazes de cuerpos que por extraños son considerados enemigos, blancos principales de su misión.
Ejércitos de ideas sin compasión, sin amor, sin empatía, sin escrúpulos; se acercan a su victima avasallando todo cuanto encuentran a su paso, destruyendo los esfuerzos de nobles y humildes corazones que forjan sus moradas día a día. Desmalezando los baobabs que tímidamente van invadiendo sus jardines.
Alertas de S.O.S. en código morse, recibidas por recepcionistas inexpertos en el telégrafo que operan.
Viento que asfixia. Lluvia que deshidrata. Granizo que carcome lentamente, cual gota de agua sobre las rocas, la templanza de ánimas que por cobardes soportan hasta consumir el ultimo instante de aliento que les queda.
Niños con ansias de jugar, encadenados a cuerpos adultos. Desesperados por no lograr aceptar realidades inequívocas e infranqueables. Criaturas que se sientan cada noche en su balcón, desveladas, añorando la llegada de un Peter Pan que se fugó con Campanita.
Correo a tu nombre en el buzón: la vida se quedó sin polvo de hadas.
Mag

es precioso
ResponderEliminarmuchas gracias! :)
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