El correr de los días se ralentiza a toda velocidad. La
realidad que creía tan mía, tan segura, tan estable, comenzó a mutar
repentinamente. Un huracán de pensamientos, sensaciones, esperanzas y dudas
comenzó a brotar como magma desde mi interior. Desparramándose sobre mi piel
simulando a una enredadera sobre el muro de una casa abandonada.
Las dudas fueron transformándose en certezas, las esperanzas
en anhelos, los pensamientos y sensaciones intentan convertirse en sentimientos.
Pero el inconsciente no da tregua y lucha diariamente por expulsarlo todo hacia
el exterior. Una batalla vana sobre arenas movedizas que sólo consiguen
aferrarlo todo con raíces cada vez mas profundas.
Firmo tablas. Me rindo. Cada día me mostrás más razones para
dejar de huir. Te fuiste arrimando poco a poco, como quien se aproxima a un
animal salvaje, de manera lenta, cautelosa, cuidando de no mostrar peligro.
Rondaste el terreno con seguridad a cada paso que dabas, esperando alerta a que
bajara la guardia. Me fui acostumbrando a tu presencia hasta llegar a no
sentirte ajeno. Te acercaste con la serenidad de una cálida brisa de verano… acogedora,
regocijante, muy familiar.
Cada prueba fue superada sin dificultad, cada obstáculo
sorteado con total gracilidad. Burlaste la guardia del palacio como uno más de
ellos. Te escurriste entre la gente hasta llegar a mi, dejándome totalmente
desarmada e indefensa, sorprendida y deslumbrada por todo lo acontecido. Sin
palabras para decirte otra cosa que no fuera BIENVENIDO.
Mag

No hay comentarios:
Publicar un comentario